Preocupan a supermercadistas los abruptos cambios en el consumo
"La gente da vueltas, pone un producto en el carrito, llega a la caja y no lo lleva porque es muy caro", contó el empresario, que también advirtió que no cambiaron las causas que generan la inflación.
«Ver comprar a la gente en los supermercados chicos, en los mayoristas o en los de cadenas es muy triste . Da vueltas, mira el gramaje y el precio, pone el producto en el carrito, pero llega a la caja y no lo lleva porque es muy caro y la plata no le alcanza». Lo que relata Miguel Simons , empresario referente del supermercadismo provincial, refiere a «la gente de a pie» y es una situación cada vez más repetida en los comercios que venden lo más básico de la canasta familiar.
Ese testimonio de lo que ocurre se apoya en la evolución de la inflación durante los últimos meses, y la abrupta caída del poder adquisitivo de las familias . De hecho, las remarcaciones en comercios que venden productos de la canasta básica continúan, y es uno de los fundamentos de la reunión convocada por el Ministerio de Economía de la Nación con grandes cadenas supermercadistas, para plantear ante estos formadores de precios el desacuerdo del gobierno sobre las promociones especiales, que evitan que los inspectores del Indec capten los verdaderos precios.
Según reveló Simons a NORTE, en lo que va de marzo, las bebidas alcohólicas y los productos de limpiezae higiene en general (entre ellos el papel higiénico), presentan incrementos superiores a los de alimentos, que por ahora vienen con una relativa estabilidad, aunque en los altos niveles que ya adquirieron meses anteriores.
Este mes, según coinciden los principales analistas del mercado y economistas, podría significar un nuevo despegue inflacionario de la mano de múltiples incrementos previstos en rubros como transporte, salud y educación.
«Hay ofertas en productos lácteos y carne. Y se mantienen estables los precios de productos como el arroz y los fideos, que siguen en niveles altos», analizó Simons.
En esa línea, comentó también que «las ofertas se circunscriben a las necesidades de ventas de los distintos proveedores, que tienen stock, sobre todo los que venden productos perecederos. Esos no son precios sino ofertas que pueden durar pocos días», explicó.
Como ejemplo, mostró las «muy buenas ofertas» de un frigorífico de carne porcina para revendedores: $3.220 el kilo de carré de cerdo (caja por 20 kilos) y $2.630 el kilo de pechito de cerdo (caja por 25 kilos).
En el abismo
Luego de exponer ese panorama, el empresario alertó: «Por la recesión y la falta de ventas, estamos trabajando con márgenes en el abismo» . «Necesitamos mantener un cierto flujo de dinero para seguir pagando impuestos que no han bajado, y costos fijos que no se redujeron, por el contrario, ya sabemos que en los próximos meses tendremos aumentos en luz, agua, alquileres, salarios, mantenimiento de la estructura, seguros y logística», reveló.
Mientras advirtió que los costos fijos van en aumento, Simons afirmó que las empresas «van postergando ajustes por la necesidad de ventas, algo que en algún momento también se deberá blanquear «. Sin embargo, durante marzo habrá una serie de actualizaciones en distintos precios relativos que se trasladarán a los productos en la góndola.
Una política «nefasta» que afecta a los comercios más pequeños
Según el reciente informe del Indec, las ventas en supermercados en diciembre de 2023, a precios constantes, retrocedieron un 6,6% respecto a igual mes de 2022, y un 4,6% respecto al mes anterior. Esa situación es todavía más grave entre los supermercados pymes, según alertó Simons.
«Esta política es nefasta para los supermercados de proximidad, porque cada vez hay mayor concentración de ventas en las grandes cadenas , en los supermercados mayoristas. Cuando la situación mejore en unos años, habrá una concentración de comercios exprés de las grandes cadenas, que es una tendencia mundial», trazó.
El empleo
En ese contexto, el empresario alertó que los pequeños supermercados dejaron de incorporar personal . «Debemos estar en los peores niveles históricos», en cuando al empleo en general en todo el sector supermercadista, estimó.
«Ningún colega habla de incorporar personal. Entre costo salarial, aportes y seguro, un empleado que recién comienza hoy cuesta un millón de pesos», reveló.
«No cambiaron las causas de la inflación»
En otro punto de su análisis, Simons aseguró que «no cambiaron las causas de la inflación», y marcó variables determinantes que tienen una evolución ficticia como «el déficit cero a base de no pagar a nadie, importaciones frenadas porque no hay consumo, la emisión de bonos y la casi nula demanda de dólares». «¿Son reales las reservas que acumuló el gobierno? No fueron generadas porque hayan llegado inversiones o porque se vendió la cosecha, sino que son ahorros por no pagar y por planchar la demanda en la economía «, planteó.
«Creo que ni el economista más osado se atrevería hoy a decir que la inflación está bajando porque el déficit fiscal bajó y tenemos una economía en mejora. En absoluto es así», afirmó, y subrayó: «Para que las empresas vengan a invertir, en Argentina tiene que ganar por lo menos tres elecciones un mismo partido o frente, para marcar estabilidad».
Centralismo productivo
Para Simons el «centralismo productivo con que fue estructurada la Argentina ha empobrecido a las provincias». «La Nación nunca dio oportunidad de crecimiento a las provincias, y los gobernadores no tuvieron imaginación para sacar a sus provincias de la pobreza», afirmó.
Marcó además el crecimiento durante años de falta de inversión productiva, y provincias que incrementaron el tamaño del Estado con mayores volúmenes de empleados públicos. Al respecto indicó la falta de acciones concretas para la generación de empleo privado.
Trabajar sin rentabilidad para no detener la producción
Por último, el empresario apeló a una anécdota de sus tiempos como gerente de un molino harinero para hacer más gráfica la situación de virtual recesión económica: «En épocas como estas, mi jefe me pedía tomar sobre el precio de lista un 20% de descuento. Yo le decía que íbamos a malvender la harina, porque era responsable de la rentabilidad. Me contestó que era más barato vender la harina y los fideos a bajo precio que parar la producción del molino. Y esto es lo que muchas veces hace la industria en general: trabajar sin rentabilidad para no parar la cadena de producción , que es costosísimo».
fuente: Diario Norte