«Chocolate» Rigau puede pasar largo tiempo en prisión si no identifica a sus jefes políticos
El artículo está escondido en el Código de Procesamiento Penal de la Provincia de Buenos Aires, votado en 1998. Hasta aseguran que lo hicieron así, a propósito, para que pase lo más desapercibido posible. A gusto de los poderosos. Les salió bien, ya que nunca o casi nunca se implementó. Los que saben, lo llaman «la ley del arrepentido de Buenos Aires».
Se trata de la posibilidad de que cualquier fiscal bonaerense pueda negociar con un delincuente la morigeración de su condena a cambio de que aporte información sobre sus socios, jefes o secuaces del delito.
«En Buenos Aires no se llama arrepentido sino que está soslayado, como para que nadie lo encuentre, en el articulo denominado Situación de la Víctima», le explicaron a Clarín desde el juzgado que ordenó la captura de Julio Chocolate Rigau.
El Chocolategate, de varios patéticos y penosos capítulos, se resumiría así. Tras entregarse este sábado en la Comisaría 2 de La Plata, Rigau podría recibir una oferta de la Fiscalía para disminuir aunque sea algunos años el largo tiempo de prisión que probablemente le espera.
Ese «algo» dependerá de otro algo. ¿Cuánto Chocolate está dispuesto a contar sobre el funcionamiento y, sobre todo, de los jefes que tendría en la supuesta Asociación Ilícita que según los investigadores estarían detrás de la denominada «mafia de las tarjetas de la corrupción»?
El sábado 9 de septiembre a «Chocolate» Rigau lo atraparon con un bolsa llena de billetes recién sacados por él mismo de un cajero automático. Olor rancio a ilegalidad. Tardó más de una hora para retirar la plata de 48 tarjetas de débito, pertenecientes a empleados legislativos de diferentes bloques políticos. Todo a muy poco de las elecciones presidenciales.
Al puntero peronista lo detuvo personal policial mientras salía de una sucursal del Bapro del centro platense, pero a los pocos días fue liberado a partir de una inexplicable (o no tanto) decisión de los camaristas Juan Benavides y Alejandro Villordo, sobre quienes pesan fuertes sospechas de haber favorecido una protección judicial del sistema de corrupción.
Ambos camaristas habrían sido visitados por un operador massista, Raúl Cabezón Pérez, unas 12 horas antes de ordenar la liberación de Rigau y anular toda la causa.
Pérez no pasó simplemente a saludar, sino para seducir y convencer (vaya uno a saber de qué manera), menesteres que en La Plata muchos coinciden que el Cabezón haría desde hace varios años con altos miembros de la Justicia bonaerense en temas sensibles para los políticos.
En el medio hubo un festival de apelaciones de los fiscales que lograron que Casación revoque todo lo actuado por los camaristas sospechados de corruptos: Benavides es conocidode Sergio Massa y Villordo también, pero sus amistades se extienden a otros dirigentesdel viejo peronismo provincial.
Con la reactivación de la causa, se volvió a pedir la detención de Chocolate, pero sospechan de que alguien de la Policía Bonaerense a cargo de los allanamientos le avisó, y el puntero se fugó de los lugares que frecuentaba. Ya como prófugo de la justicia, finalmente se entregó a media tarde del último sábado.
Además, quisieron abrir el celular que le habían retenido a l tarjetero, pero un juez aceptó otra apelación y suspendió la pericia minutos antes de comenzar. Ahora la apertura del teléfono de Chocolate está prevista para el próximo viernes, apenas dos días antes de las elecciones.
En el medio, el ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni, cuándo no, salió al cruce de las acusaciones acerca de que la Policía provincial le había avisado al puntero sobre la orden de detención.
«Se va a entregar solito», le dijo Berni a Clarín. Ese mismo día de la nota, vaya casualidad, Chocolate efectivamente se entregó. Pero el puntero no fue «solito» sino que acompañado por varios abogados de un exclusivo buffet de la ciudad de La Plata.
El estudio es de Horacio Gascón Cotti, un abogado que es mucho más famoso entre los políticos poderosos con problemas judiciales que entre el común de la gente, honrada. Como los de su calibre, Gascón Cotti no mueve un dedo si no le pagan antes. Es uno de los más caros de La Plata y cobra sólo en dólares, cash.
El electricista Chocolate, que vive en una casa venida a bajo en las afueras de la ciudad, no sería precisamente el que abonaría los honorarios de Gascón Cotti.
Este domingo bien temprano, Chocolate fue trasladado de su celda de la Comisaria 2 a la mucho más moderna y cómoda Alcaidía Roberto Pettinato, nombre que recibió en homenaje al padre del conductor televisivo.
«Fue sorprendente ese traslado. Acá nadie tiene dudas de que antes de entregarlo a Chocolate, sus abogados arreglaron con algún político su inmediato traslado para que se sienta más cómodo. Obvio que el objetivo es que Rigau no se quiebre y cante», le dijeron a este diario desde la Justicia de Garantías.
También aseguran que a Chocolate se le terminó la joda. «Le espera un buen tiempo en prisión. Es raro que los mismos camaristas hagan lo que hicieron cuando lo liberaron ya que sus superiores de Casación les reprocharon su fallo anulatorio de la causa», indican.
Lo más probable, es que esta vez, tanto Benavides como Villordo se «tomen licencia» o se exculpen de algún modo para votar.
¿Qué le espera a Rigau? La más barata es que lo acusen por «estafa», con una pena máxima de seis años. Pero todo parece que será juzgado o por asociación ilícita (10 años de pena) o malversación de caudales públicos con peculado (hasta 15 años).
Rigau trabajaba para Facundo Albini, hay varias fotos de ellos con su grupo político del Frente Renovador. Albini es concejal y muy probablemente el domingo logre renovar su banca en el palacio legislativo local de La Plata. Estará otros cuatro años.
«A este pendejo (por Albini) yo casi no lo conozco. Me lo puso Sergio (por Massa)», se lo escuchó quejarse en medio de varios insultos al Ministro de Justicia de Axel Kicillof, Julio Alak, que buscará volver a ser Intendente de La Plata.
Hace 38 días que atraparon a Julio Chocolate Rigau y salvo una pequeña comunicación con este diario, Albini nunca dijo una palabra sobre el escándalo. También asombra que nadie le haya pedido que bajara su candidatura o, al menos, la ponga a consideración de los demás integrantes de la lista.
fuente: Clarin