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Personas con registro para cannabis medicinal lo usan para comercializar el narcótico

El jefe del Departamento Antinarcóticos Interior de la Policía del Chaco describe el crecimiento en el índice de comercialización y consumo de sustancias prohibidas.

La «viveza criolla» no mide consecuencias y suma problemas al creciente índice de comercialización y consumo de sustancias prohibidas al detectarse que cultivos domiciliarios de marihuana medicinal, autorizados con permisos específicos, son utilizados para la comercialización ilegal del producto.

El cultivo de cannabis medicinal está habilitado mediante un registro específico, pero la viveza criolla lo usa para comercializar el producto ilegalmente.

En los partes policiales son varias las ocasiones en las que se hace mención a operativos, tanto en zona rural como en pueblos o ciudades del interior, donde se detectan plantaciones de cannabis, tanto en macetas como directamente sobre el suelo.

«Existen personas que cultivan marihuana con el afán de hacer negocio y otras que, entre comillas, cultivan para consumo personal», asegura el comisario inspector Adrián Zalazar, jefe del Departamento Antinarcóticos Interior de la Policía del Chaco. El jefe policial pone énfasis en el entrecomillado de «esas otras personas» ya que supuestamente lo hacen para uso personal «pero se los ha detectado vendiendo la sustancia».

Es de mencionar que en Argentina existe desde hace pocos años el Reprocann que es el registro del Programa Cannabis para personas autorizadas al cultivo controlado con fines medicinales y/o terapéuticos. «La autorización la tienen algunos ciudadanos que manifiestan una patología médica por la que están autorizados a cultivar hasta nueve plantas y transportar un tope de cuarenta gramos de marihuana libremente», detalla el jefe policial responsable de la lucha antinarcóticos en el interior chaqueño.

Viveza criolla

Las personas que tienen patologías que no logran controlar sus síntomas mediante la medicación o tratamientos médicos tradicionales son las que, con justificados fundamentos, lucharon en el país por lograr legalizar el cultivo de cannabis para mitigar dolencias o efectos de alguna enfermedad. El problema surge a partir de que se han detectado individuos que utilizan el vegetal para comercializarlo ilegalmente.

«En la calle cuarenta gramos de marihuana, lo que está permitido por el Reprocann transportar a los que tienen el registro, significan aproximadamente ciento veinte dosis en manos de personas que terminan siendo deliveris que andan por la calle comercializando», remarca. La situación se traduce en que lamentablemente el registro que habilitaba a ciudadanos a obtener un tratamiento paliativo para dolencias provocadas por enfermedades terminales o crónicas, termine siendo la puerta para la comercialización.

Las autoridades policiales que trabajan en la lucha contra las drogas reconocen que «se realizaron procedimientos en los se constató que la persona controlada, vigilada e investigada comercializaba estupefacientes pero al momento de la intervención policial el individuo exhibía el carné que lo habilitaba al cultivo y transporte».

«Los procedimientos se realizan con información que se recaba, producto de datos y seguimiento, pero después nos encontramos que la persona tiene la habilitación para plantar y portar cannabis y no podemos siquiera destruir las plantas, debiendo dejarlo que, en teoría, las siga teniendo porque supuestamente son para consumo propio», reitera el comisario Adrián Zalazar.

fuente: Diario Norte

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