Trump repudió a la justicia y a Biden después que lo acusaron de 34 cargos por sobornos
Está acusado de pagarle a una actriz porno. Sentado entre sus abogados, Trump aparecía con un semblante sombrío y preocupado. Luego dijo que es un perseguido, que el país se está yendo al diablo y trató de lunático a Biden.
Su semblante estaba lejos de ser desafiante. Es cierto que había ingresado este martes con el puño en alto a la Corte de Nueva York, provocando el griterío de sus seguidores, pero en las pocas imágenes que trascendieron desde adentro de la sala a Donald Trump se lo notó agobiado, su mirada quizás algo perdida.
Después, por la noche en su residencia de Mar-a-Lago, en un escenario de campaña preparado con banderas de EE.UU. y rebosante de sus partidarios, lanzó un extenso discurso, con tono irritado, afirmando que “no hay ningún caso” en su contra. Que “esto no es una investigación sino una persecución” y remarcó que la Justicia de EE.UU “perdió legalidad… se la usa para ganar elecciones”.
En esa línea afirmó una y otra vez que la causa es un invento, que fue armada por sus enemigos para bloquear su carrera presidencial. “Este falso proceso fue presentado sólo para interferir con las próximas elecciones de 2024 y debe ser retirado inmediatamente”, proclamó. “Es un insulto a nuestro país -siguió-, el mundo se ríe de nosotros”, afirmó.
El expresidente estadounidense salió del edificio tras pasar dos horas en una sala de un tribunal de Manhattan, donde se declaró no culpable.
Insistió con la denuncia sin pruebas del fraude en las elecciones que perdió en 2020 y atacó con furia al presidente Joe Biden a quien llamó “lunático”, acusándolo de una inflación sin precedentes, y hasta de una crisis global con el riesgo de una tercera guerra mundial.
“El país se esta yendo al infierno” afirmó mirando a la cámara. Una colección de diatribas que lo mostraron colérico, exagerado como siempre ha sido y haciendo una defensa sin prejuicios de su gobierno.
En el tribunal, con su tradicional saco oscuro y corbata roja, pelo naranja aún batido con prolijidad extrema, Donald John Trump había escuchado detenidamente los 34 cargos por los que fue acusado y apenas pronunció dos palabras: “No culpable”.
En una ceremonia que iguala cualquier jerarquía, al magnate le leyeron los cargos, le tomaron las huellas dactilares, le sacaron la foto y quedó en libertad. L a escena fue inédita en la historia de EE.UU.: por primera vez, un ex presidente fue imputado por delitos penales y el hecho abre una espiral de incertidumbre porque Trump no solo es un ex mandatario en el banquillo de los acusados, es el principal candidato opositor a la presidencia en las elecciones general de 2024.
Todo ocurrió en la ciudad que lo hizo famoso, bajo un extraordinario operativo de seguridad y de los medios de comunicación que incluyó cámaras en helicópteros, vallas de contención y un despliegue del servicio secreto y patrulleros de la policía listos para impedir cualquier disturbio.
Trump había llegado el lunes desde Florida y pasado la noche en el penthouse de su torre de la Quinta Avenida. Llegó a la corte en una camioneta negra. En el camino publicó una frase en su red social: “Yendo al bajo Manhattan, al tribunal. Parece tan surrealista –wow, me van a arrestar. No puedo creer que esto está pasando en EE.UU.”.
No lo iban a arrestar
Se sabía que no lo iban a arrestar, ni siquiera estuvo por un momento en una celda, sino que esperó la sesión en una sala. Pero él atizaba a sus seguidores desde hace unas semanas con ese mantra. Incluso los había alentado a la “muerte y destrucción” si era arrestado. Dada su ex investidura, no fue esposado.
Los cargos relacionados con falsificación de registros comerciales en primer grado, se leyeron en la sala y se detallaron en una acusación publicada luego. Después insistiría en su residencia que “no hay tal crimen, el caso tiene que ser desestimado”. Y arremetió victimizándose: “el único crimen que cometí fue defender al país de quienes querían atacarlo”.
El fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, señaló la investigación de los pagos de reembolsos que Trump hizo a su entonces abogado, Michael Cohen, quien durante la candidatura de Trump en 2016 pagó US$ 130.000 a la actriz porno Stephanie Clifford, conocida profesionalmente como Stormy Daniels, para evitar que revelara un supuesto encuentro sexual en 2006 con Trump.
El ex presidente niega la relación sexual –que habría ocurrido en un resort de Las Vegas– y el pago. Denuncia que es “un perseguido político” y que todo se trata de una “caza de brujas” de los demócratas que influencian a la justicia para minar su candidatura presidencial.
El fiscal señaló que Trump falsificó registros comerciales para socavar la integridad de las elecciones de 2016, disfrazó pagos falsos en violación de las leyes electorales y trabajó con otros para suprimir información dañina.
Dijo que Cohen le pagó a Daniels con el propósito de evitar que el caso afectara al candidato en la campaña, y que Trump reembolsó a Cohen esa suma en pagos mensuales después, disfrazando esos pagos en los registros de impuestos como “gastos legales”.
Para que se entienda: pagar por silencio no es delito y fraguar los registros contables es un delito menor en Nueva York. Pero si se falsifica un registro con intención de promover otro delito –en este caso violar la ley de campaña ocultando un gasto–, es un delito grave para la ley neoyorquina que podría llegar hasta 5 años de prisión. Pero es un proceso que podría alargarse por años por lo que puede presentarse a las elecciones.
Trump fue acusado con 34 cargos por “falsificación de registros corporativos en primer grado”. Según la investigación, el presidente orquestó “un esquema para ocultar información dañina y actividades ilegales a los votantes estadounidenses antes y después de las elecciones de 2016”.
La investigación, además, reveló otros desembolsos turbios. David Pecker, amigo de Trump y editor del National Enquirer, le pagó en 2015 US$30.000 a un ex portero del edificio del magnate que intentaba vender información sobre un supuesto hijo de Trump fuera del matrimonio, una historia que luego se demostró ser falsa.
La investigación también señala otro pago de US$150.000 para silenciar a la ex modelo de Playboy Karen McDougal que también dice haber tenido relaciones sexuales con el magnate.
Algunos expertos, como Emilio Viano, profesor del Departamento de Justicia y Sociedad de la American University en Washington, creen que esto revitalizará la campaña del magnate. “Esta acusación es un regalo, un premio para la propaganda política de Trump.
Sus seguidores están dispuestos a protestar y bloquear el tráfico. Podría transformarse en la mejor manera de Trump de relanzar su campaña. Hoy desde el punto de vista político, Trump es un mártir. Del lado financiero pide ayuda para financiar sus abogados. Atrae la atención del país. Está gozando de toda la atención y es toda propaganda gratuita”, dijo a Clarín.
De hecho, Trump ha aprovechado para recaudar fondos desde que se enteró que estaba por ser citado. En apenas 24 horas juntó casi 5 millones de dólares. Igualmente, si bien podría ser momentáneamente beneficiado en la interna, el impacto podría ser negativo en la elección general, donde necesita atrapar el voto de los electores más moderados.
La acusación de este martes es la primera de varios casos penales que se le siguen a Trump. También está siendo investigado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos: una por maniobras para anular la victoria de Biden en el Colegio electoral en las elecciones de 2020 y otra por obstrucción de justicia al mantener documentos clasificados en su casa de Mar-a-Lago.
Además, un fiscal estatal en Atlanta también está investigando por separado a Trump y varios de sus aliados por su intento de lograr que los funcionarios de Georgia reviertan su derrota ante Biden en el estado en 2020.
fuente: Clarin