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Elecciones en EEUU: Ron DeSantis, el republicano de Florida que amargó a Donald Trump

Arrasó por casi 20 puntos el martes para renovar su mandato. El triunfo fue su gran trampolín hacia la Casa Blanca.

Fue el gran ganador de las elecciones y amargó la velada aún más a Donald Trump que ahora encima ve amenazado su futuro. De 46 años, casado con una ex presentadora de televisión y tres hijos pequeños, el gobernador republicano por Florida, Ron DeSantis, arrasó por casi 20 puntos el martes para renovar su mandato.

La pelea puede ser feroz.

Este hombre ultraconservador, militar con credenciales de Top Gun, abogado que dice batallar “a favor de la libertad”, contra Disney, la educación sexual en las escuelas, el comunismo y la inmigración ilegal, tiene chances de convertirse en presidente de los Estados Unidos, sobre todo ahora que los estadounidenses mostraron en las urnas que ya no están tan proclives a candidatos caóticos ni extremistas dentro del partido republicano.

Más allá de Florida

Muchos dicen que DeSantis es popular como el magnate, pero sin escándalos, más “prolijo” y con mayor visión política. La revista The New Yorker abandonó las sutilezas al definirlo como “Un Trump con cerebro”.

DeSantis ganó de punta a punta en su estado, que se volvió definitivamente “rojo” y trascendió las fronteras de Florida para ser mirado en la lupa nacional. El gobernador no habla de sus planes, pero todo indica que se presentará a las internas del partido republicano en 2024 para competir con quien sea.

Por ahora solo el ex presidente, que coquetea también con volver al ruedo, le gana en popularidad, pero en las elecciones del martes Trump salió muy golpeado.

Un dato importante es el dinero: DeSantis ha batido el récord de juntar 200 millones de dólares para su campaña, según Político, cuando su rival demócrata Charlie Christ recaudó apenas 31. Los fondos vienen más allá de las fronteras de Florida lo que indica que ya tiene proyección nacional. El ha gastado solo 100, se guarda otros tantos para su futuro.

Su popularidad es enorme en Florida, en el interior rural, incluso en la más mundana Miami, donde pisan fuerte los latinos. Ganó hasta en Miami Dade, donde los republicanos no triunfaban desde hacía 20 años, y donde consiguió buena parte del voto latino.

Abogado graduado en prestigiosas universidades como Yale y Harvard, se unió al ejército como “Top Gun” y llegó a combatir en Irak. Luego se dedicó a la política, primero como congresista estatal hasta llegar a la gobernación.

Tomó vuelo cuando se enfrentó a la Casa Blanca durante la pandemia y se resistió a cerrar los negocios y al uso obligatorio del barbijo. También bajó los impuestos y el estado del sol y las palmeras se convirtió en un imán para muchos estadounidenses de grandes ciudades que buscan un clima más relajado y pagar menos.

Su ideario

“Dice las cosas que hay que decir”. “Es un hombre de familia”. “Entiende cómo funcionan los negocios”. “Tiene agallas para luchar contra el crimen y la inmigración ilegal”. “Va a frenar el socialismo”, fueron algunas de las frases que más escuchó Clarín entre la gente común, incluso entre algunos que alguna vez han votado a los demócratas.

Los sectores más progresistas, en cambio, se horrorizan por varias de sus políticas más agresivas, como su lucha contra la educación sexual y la teoría crítica de la reza en las escuelas. DeSantis no tuvo empacho en prohibir los programas en todo el estado con el argumento de que esos temas se aprenden en familia.

No dudó tampoco en retirar de circulación unos manuales de matemáticas que mencionaban a homosexuales. También se enfrentó con la empresa Disney y le retiró la autonomía de los terrenos en Orlando donde tienen asentados sus parques porque los dueños de Mickey Mouse criticaron su política en torno a la comunidad LGTBQ.

Otra de sus medidas más polémicas fue cuando metió en un avión a decenas de inmigrantes indocumentados que habían llegado a Florida y los despachó a ciudades liberales consideradas “santuarios” como Martha´s Vineyard y Washington DC.

DeSantis también es un fuerte crítico de los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, con lo que se ha ganado la simpatía de buena parte de los latinos del estado.

Ha implementado el “Día de las víctimas Comunismo”, para que todos los 7 de noviembre se hable 45 minutos en las escuelas públicas sobre “cómo sufrieron las víctimas bajo estos regímenes a través de la supresión del discurso, la pobreza, el hambre, la migración y la violencia letal sistémica”.

El aviso más reciente de su campaña lo calificó como “un guerrero enviado por Dios” a la Tierra. Los sectores más religiosos –clave para cualquier elección en los Estados Unidos— observan con admiración al personaje.

El miércoles un editorial publicado en Fox News, de tendencia conservadora, llamó a DeSantis «el nuevo líder del Partido Republicano», mientras que la portada del New York Post lo apodó «DeFuture”. Trump mira con espanto el ascenso del gobernador.

Atento a la pelea que se viene y fiel a su estilo de bautizar a sus enemigos, Trump ya lo apodó “Ron De-Sanctimonious”, un juego de palabras que lo acusa de ser hipócritamente religioso. El gobernador espera y analiza cuándo le conviene lanzar su postulación. No quiere confrontar directamente con Trump, para no perder a sus millones de votantes.

Biden, en cambio, lo descalifica diciendo que es “la reencarnación de Donald Trump. En una conferencia en la Casa Blanca después de las elecciones, los periodistas le preguntaron al presidente si, en caso de postularse a la reelección, a qué rival preferiría enfrentar: Biden sonrió, anticipando una batalla carnal entre ambos republicanos: “¡Será divertido mirarlos a los dos!”.

fuente: Clarin

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