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Pyme chaqueña debió cerrar sus puertas tras el «continuo atropello sindical»

Martha Strus de Carinelli tomó la drástica decisión por una protesta violenta del gremio luego del despido de un chofer. Denuncia que le pegaron con palos a su yerno y le quemaron el brazo con las bombas de estruendo que arrojaron en el lugar.

Los casos como este se repiten en varias provincias del país, y en el Chaco son por demás recurrentes. Este año en nuestra provincia hubo dos episodios similares: el de la empresa Morante, que tuvo como protagonista al Sindicato de Camioneros, y el de Don Sendo, cuyo propietario directamente enfrentó y corrió de su entrada a los militantes del Sindicato Unido De Trabajadores De La Industria De Aguas Gaseosas.

Esta vez le tocó el turno a Transporte Martha Strus de Carinelli, una pyme de la localidad chaqueña de Corzuela, con 14 años de trayectoria, la cual decidió cerrar definitivamente sus puertas por una protesta del Sindicato de Camioneros provincial que paraliza su actividad desde hace 25 días y que incluyó violentas agresiones contra sus dueños y familiares.

Viviana Carinelli, la actual directora de la empresa, publicó en su cuenta de Facebook el viernes una dramática carta escrita por su madre, Martha Strus de Carinelli, propietaria de la firma desde el fallecimiento de su esposo Atilio.

‘Ustedes, señores, se llevaron puesta esta empresa‘, expresó con crudeza. ‘No es necesario que le explique a la sociedad el poder que tiene el Sindicato de Camioneros y la forma en la que lo ejercen, la intimidación, la injuria, la ofensa y el apriete que ninguna empresa puede resistir‘ escribió, y denunció: ‘la violencia extrema de estos señores que tiraron bombas en la patio de mi casa, golpearon a un miembro de mi familia e insultaron a mi hija con palabras irreproducibles sin importar que estuvieran presente mis nietos‘.

La empresaria agregó: ‘Esta situación es gravísima y temo por la seguridad de mi familia, que hoy no está garantizada. Corzuela tristemente parece tierra de nadie. Como ciudadana de este pueblo, pido a las autoridades que aseguren la protección de mi familia‘. 

EL CONFLICTO

La causa del conflicto, según lo manifestaron desde el Sindicato de Camioneros del Chaco, es el ‘despido de un chofer porque fue candidato a delegado gremial del Sindicato‘.

En su carta, Strus de Carinelli asegura que ‘no he despedido a ningún trabajador con tutela sindical, jamás he obstaculizado la actividad gremial del sindicato‘.

Y repasa: ‘el 3 de octubre procedí al despido del trabajador que el sindicato dice defender, el 7 de octubre tuvimos una jornada de convivencia que solemos hacer con todo el personal sin ningún inconveniente. Sin embargo el lunes 10, sin ningún tipo de aviso, me vi sorprendida algunos trabajadores abandonaron sus camiones y amaneció el Sindicato de Camioneros en el acceso de la empresa con una actitud hostil de amenazas y aprietes‘. 

La protesta se fue extendiendo y el conflicto profundizando, hasta que se complicó aún más con el despido del grupo de choferes que se había sumado a la medida. Para exigir las reincorporaciones, el Sindicato de Camioneros comenzó caravanas de protesta por el pueblo. En medio de una de las caravanas, una bomba de estruendo fue arrojada contra un empleado de la pyme que tuvo que ser atendido por heridas en una pierna. ‘Nos perseguían hasta nuestras casas‘, dijo uno de los directivos.

En su carta abierta, Martha Strus de Carinelli señaló: ‘Hoy destruyen una empresa local que con trabajo y sacrificio hemos logrado dar empleo a 18 trabajadores del transporte, que sin ninguna duda tienen los mejores sueldos y las mejores condiciones laborales de Corzuela, cumpliendo al pie de la letra todas las exigencias y los mayores estándares de calidad internacional para la prestación del servicio, cumpliendo siempre en tiempo y forma el pago de los haberes y respetando los derechos de los trabajadores‘ .

Ahora, Martha Strus de Carinelli y sus hijos esperan que prosperen las denuncias penales presentadas contra los agresores sindicales, y lograron que la justicia disponga una orden de restricción para que los sindicalistas señalados no se acerquen a menos de 200 metros de ellos, aunque la misma no sería respetada.

‘Siempre he priorizado la fuente de trabajo y el derecho de los trabajadores, pero ahora no estoy dispuesta a pagar con la integridad física y emocional de mi familia, por eso, señores Jefes del sindicato, como ustedes mismos han dicho que la única lucha que se pierde es la que se abandona, elijo luchar por mi familia y la tranquilidad de mi conciencia‘ , señaló la empresaria en su carta.

Situación sindical

La situación se complicó luego de que Camioneros logró que casi la totalidad del resto de los choferes iniciara una huelga y se sumara al «campamento» sindical que, si bien no constituyó un bloqueo que impidió la entrada y salida de vehículos, ocasionó serios problemas a la empresa para cumplir sus tareas con normalidad: hubo proveedores que cancelaron sus encargos a raíz del conflicto e incluso quedaron varados en su base camiones cargados con una sustancia peligrosa como etanol.

En medio de este cuadro, la pyme despidió a 15 choferes que se plegaron a la medida de fuerza y allí se agravó el conflicto. Para exigir las reincorporaciones, el Sindicato de Camioneros comenzó caravanas de protesta por todo el pueblo, de unos 15.000 habitantes, y se tornó habitual la utilización de bombas de estruendo por parte de los activistas que alteraron la vida de la gente, hasta tal punto que, por ejemplo, en un jardín de infantes de la zona hubo chicos asustados que no querían ir a clases.

En medio de una de las caravanas de Camioneros, una bomba de estruendo fue arrojada contra un empleado de la pyme, que tuvo que ser atendido por heridas en una pierna.

Según la pyme, en sus 14 años de trayectoria nunca habían tenido conflictos con sus 18 choferes y 6 empleados administrativos, con sueldos de $400.000 en promedio.

Uno de los protagonistas de la protesta es Agustin Bordón, secretario adjunto del Sindicato de Camioneros Chaco, quien está procesado en una causa que se elevó a juicio por el bloqueo durante 64 días a la empresa Morante, que tiene dos locales de venta de materiales de construcción en el Chaco y también tuvo que cerrar temporariamente sus puertas por la acciones extorsivas del gremio.

Mientras, el cierre de la pyme de transporte es definitivo, pese a que durante varios años fue elegida como una de las mejores empresas de transporte por una petrolera líder y le daba empleo a todo el pueblo.

Y concluyó: «Si destruir una empresa, si destruir nuestro trabajo de tantos años por no ceder a los atropellos y por no someterme es el objeto de su lucha, pues bien, ganarán» .

fuente: Diario Norte

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