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A 29 años de la gestación del Primer Comando de la Capital en Brasil

Historia y evolución de la principal organización criminal de América del Sur

Una tarde de poco calor en la casa de custodia de Taubaté (San Pablo), en medio de un partido de futbol en el patio carcelario, un grupo de presos maceraba la reciente masacre que los internos habían sufrido en el último motín, registrado meses antes en la mítica cárcel de Carandiru.

En efecto, el 2 de octubre del año 1992, se escribió en la historia de los presidios brasileños la página más negra. A punta de faca, pistolas tumberas y una feroz y desproporcionada represión para restaurar el control de la cárcel, unos y otros regaron con su sangre los corroídos pisos del penal. El resultado: 111 presos muertos y un sinnúmero de agentes penitenciarios con lesiones de diferente gravedad.

Los internos identificados como allegados de los líderes muertos en la refriega fueron trasladados a otros presidios. Este era el caso de quienes reflexionaban en Taubaté, diez meses después de la tragedia conocida como la “masacre de Carandiru”.

El 31 de Agosto de 1993, fecha en que jugaban al futbol estos internos, quedó registrado en los anales de la criminalidad organizada intramuros como el nacimiento oficial del “Primeiro Comando da Capital” (PCC) o 15.3.3., en referencia a la ubicación en el alfabeto de sus iniciales.

La evolución

Su aspiración original fue la de generar un bloque de presos lo suficientemente compacto y fuerte para oponerse a la brutalidad con la que eran tratados en las cárceles del estado de San Pablo, a la vez que visibilizar sus reclamos en el marco de cierta uniformidad que la por entonces precaria organización ya evidenciaba de compleja gestión.

Sus líderes fueron muriendo en diferentes episodios violentos dentro de las cárceles, quedando hasta el mes de mayo de 2021 solo dos miembros fundadores vivos: Marcos Williams Herba Camacho, alias “Marcola”, actual líder y referente supremo de la “sintonía general” (así llaman a la cúpula), y Jose Marcio Felicio, alias “Geleiao”, fallecido por COVID-19 en el sistema sanitario del presidio de San Pablo.

Vale acotar que “Geleiao” había sido desplazado de la conducción y de la organización criminal en el año 2002 por el propio “Marcola”, quien además en el marco de su liderazgo lo sometió al enjuiciamiento del grupo por “traición”, dado que habría colaborado con las autoridades policiales y penitenciarias delatando a miembros del PCC, descubriendo la planificación de futuras acciones dentro y fuera de las cárceles y sobre todo, por haber creado sin autorización de la “sintonía” otro grupo criminal de corte mas violento, el “Tercer Comando de la Capital”.

El 2001 marcó para los incautos del sistema de seguridad paulista la aparición pública del PCC, ya que solamente un interno logró unificar lo que fue la primera rebelión coordinada en las por entonces 29 cárceles del estado de San Pablo.

En 2006, la organización criminal mostró con toda crudeza su verdadero rostro y sus pretensiones, que no son precisamente la de coexistir con la organización estatal, sino la de disputarle el poder en todas sus facetas.

Ese año las autoridades penitenciarias trataron de neutralizar el accionar intramuros del PCC, reubicando en diferentes prisiones del estado a 765 internos, categorizados como líderes, segundas y terceras líneas.

La respuesta fue contundente y coordinada al mínimo detalle. La violencia traspasó los muros de las prisiones y el estado de San Pablo se sumió en el caos absoluto, registrándose en el transcurso de nueve días (desde el 12 al 21 de mayo de 2006) que 96 de 144 cárceles generaran disturbios internos. Los mismos culminaron en sanguinarios motines: quemaron aproximadamente 50 ómnibus en algunas ciudades del estado y se registraron al menos 52, 36 de las cuales fueron agentes policiales y penitenciarios.

Los hechos fueron reivindicados por el líder de la sintonía general fina (en representación del PCC), “Marcola”.

La actualidad

Actualmente, esta organización criminal está presente en varios países de la región, gestionándose desde dentro como una verdadera empresa multinacional. Al principio se consolidó principalmente en el estado de San Pablo, pero está activa en al menos 25 de los 27 estados brasileños, extendiéndose en la actualidad a países limítrofes como Paraguay, Bolivia, Perú y Colombia y, en menor medida, a nuestro país.

En 2016, según marcan algunos investigadores, desde el homicidio del ciudadano paraguayo-brasileño, Jorge Rafaat Tumaini, alias “Saddam”, el PCC consolidó uno de sus frentes de operaciones, el narcotráfico, mas allá de las fronteras de Brasil.

Según los investigadores, este fue el nacimiento de una escisión operativa, pero con centralidad estratégica de la “sintonía general fina” del PCC, dedicada únicamente al narcotráfico transnacional, denominado como “Narco Sul”.

Para ello, la “sintonía general fina” y sus órganos colegiados convocaron a una asamblea presidida por “Marcola”, en la que se fijó como pauta central, ante el crecimiento y diversificación de las operaciones criminales, una reforma al Estatuto del PCC.

Las investigaciones en mega contrabandos de sustancias estupefacientes en Brasil, en países de la región, Europa y África, colocan al PCC como la organización criminal transnacional más grande y poderosa de América del Sur.

Estudios recientes de la economía informal de estos grupos delictivos, revelan que “si fuera una empresa, el PCC sería hoy la decimosexta más grande del país, por delante de gigantes como la automotriz Volkswagen”.

Es un imperio corporativo, cuyos productos son drogas ilícitas. Los clientes son dependientes de sustancias químicas. Los proveedores son delincuentes paraguayos, bolivianos y colombianos. Los métodos son el asesinato, la extorsión, el soborno y el lavado de dinero. Las áreas de diversificación son los robos a bancos, el robo de carga y el tráfico de armas. El objetivo, consistente con las demandas de la globalización, es internacionalizarse y, para lograrlo, los líderes del PCC “están forjando alianzas con bandas africanas y terroristas de Medio Oriente”.

PCC en Argentina

El PCC registra como primer antecedente en nuestro país la presencia de al menos uno de sus miembros en la vieja cárcel de Neuquén, en la U9 del Servicio Penitenciario Federal, lugar donde se habría efectuado el bautismo como “irmão” (hermano) de Thiago Ximenez, uno de los internos que organizo la fuga del CPFI el 20 de agosto del año 2013: 13 presos lograron aprovechar el hueco dejado en los pisos del pabellón y en los alambrados perimetrales y se sospecha que gente del PCC lo aguardaba en la calle de acceso al penal para sacarlo rápidamente del lugar.

Ximenez reaparecería –luego de un tiempo prófugo– detenido en Paraguay, con su nombre de guerra, “Matrix”.

Posteriormente, en 2017 y tras el brutal copamiento de la paraguaya Ciudad del Este, resultó detenido en nuestro país, Néstor Ariel Palma Bustamante, luego de haber sustraído al menos 11 millones de dólares del bunker de seguridad de la empresa Prosegur. Fue sindicado como miembro de la organización criminal en la parte logística, acusado de haber alquilado una casa en el country San José, en Corrientes, donde se alojaron más de 30 miembros de la organización para planear el golpe. Palma se fugó hacia Buenos Aires y desde allí viajó a Posadas. Fue detenido en una hostería en Ituzaingó, en la provincia del litoral, y estuvo alojado en la Prisión Regional del Norte U7 hasta la materialización de su expulsión del país.

También en el año 2017, en las instalaciones del Complejo Penitenciario Federal IV, estuvo alojada hasta su extradición Priscila Galhego Luiz, considerada en su país como una maestra del delito de lujo. Comandaba una red de delincuentes que desvalijaba mansiones en barrios residenciales y adscribía al PCC.

Agosto, el mes aniversario

El PCC suele celebrar el aniversario de su conformación intracarcelaria, perpetrando diversas acciones en el mes de agosto (recordemos que su creación fue el 31 de agosto de 1993 en Taubaté). Algunos hechos resonantes se describen a continuación:

– Argentina:

20 de agosto de 2013, Fuga del Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza: las investigaciones dan cuenta que la planificación y ejecución de la fuga estuvo a cargo de dos internos brasileros, de los que al menos uno, Thiago Ximenez, es miembro pleno del P.C.C.

– Paraguay:

31 de agosto de 2017, ataque frustrado a la cárcel de Encarnación, donde se encontraban alojados por entonces 12 integrantes brasileños del PCC.

31 de agosto de 2019, frustran una mega fuga por un sistema de túneles hallados en la Cárcel de Pedro Juan Caballero.

8 de agosto de 2022, se fugan 30 presos de la Penitenciaria de Misiones.

– Brasil

10 de agosto de 2022, la Policía Federal Brasileña desbarata un plan por el que el PCC intentaría secuestrar a altas autoridades penitenciarias y del sistema judicial. En la planificación también se contemplaba el copamiento a sangre y fuego de Unidades Penitenciarias Federales para rescatar a sus líderes. Contaban con un helicóptero para perpetrar los mismos.

fuente: InfoBAE

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