Tensión inflacionaria: los 5 motivos que impiden que se frene la escalada de los precios
La aceleración de precios fuerte de febrero y marzo encontrará una fuerte resistencia para poder desacelerar de manera notoria. Algunos factores inciden en esa inercia cada vez más alta de los índices de inflación, entre ellos, la recurrente escasez de reservas, la falta de credibilidad en el programa económico del Gobierno, las internas en el oficialismo que dificultan esa credibilidad y algunos precios clave en situación de marcado atraso, como las tarifas.
Así lo afirmó un informe de la consultora Equilibra. En su último reporte a clientes, consideró que “a diferencia de la mayoría de las aceleraciones inflacionarias pasadas, esta no responde a un salto del tipo de cambio oficial ni a un tarifazo, sino a shocks productivos”, mencionó.
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“En el frente local la sequía y la ola de calor de principios de año produjo mermas en la producción de alimentos frescos, y a nivel internacional, la invasión rusa a Ucrania generó una fenomenal suba de precios de commodities alimenticias y energéticas en dólares. Por último, también hay cuestiones idiosincráticas como el cierre de importaciones y el impacto local de la pandemia, que redujeron la competencia y se observan fuertes aumentos”, consideró la consultora.
“La fenomenal suba de precios observada en el primer trimestre especialmente elevada en alimentos, considerados bienes necesarios por excelencia justo antes del inicio de las discusiones paritarias de los principales gremios del país, implica que la aceleración inflacionaria va a ser captada en los reajustes salariales. Por ende, la suba del 55% de los salarios del sector privado formal lograda en 2021 tras diversas reapertura y revisiones contractuales recordemos que la pauta oficial inicial señalaba subas del 30-35% anual será el piso para las paritarias que se negociarán en las próximas semanas y meses”, explicó, por otra parte.
Factores locales que impactan en la inflación
Para Equilibra, son tres los elementos domésticos que influyen en la suba de precios: los salarios, el tipo de cambio y las tarifas. Sobre el primer elemento, ese centro de estudios explicó que “producto de la brusca aceleración de precios de comienzos de año, creemos que la suba del 55% del salario privado formal obtenida el año pasado va a ser un piso para las negociaciones de este año. Dado que varias actividades conseguirán subas superiores a la mencionada, en promedio el aumento de las remuneraciones rozaría 62% a lo largo de 2022, achicando -pero no eliminando- la brecha frente a la inflación”, afirmó la consultora fundada por el ex diputado y ex director de Anses Diego Bossio.
Respecto al tipo de cambio, el informe asegura proyectar “un tipo de cambio que pasaría a ganarle levemente a la inflación a partir de la segunda mitad del año, acompañando el proceso de depreciación de las monedas emergentes que se evidenciaría en ese período. El crawling-peg se ubicaría levemente por encima del 4% mensual a partir de agosto, manteniéndose en torno a estos niveles hasta fin de año, con una tasa en pesos que acompañaría y una inflación mensual algo por debajo del 4%”, apuntó.
Por último, sobre tarifas, las estimaciones de Equilibra muestran que “la inflación promedio de 2022 será 59%, en vez del 48% estipulado en el programa con el FMI, por lo que el ajuste de tarifas anunciado se ha quedado corto por lo que el Ejecutivo tendrá que implementar nuevos incrementos para que el precio que paga el usuario por generación eléctrica y suministro de gas no se atrase; y los costos internacionales de la generación de energía eléctrica (2/3 dolarizado) y del gas (100% dolarizado) treparon fenomenalmente, lo cual hace que el costo en pesos de la generación eléctrica y del suministro del gas prácticamente se dupliquen”.
“En síntesis, estimamos que las tarifas de servicios públicos -al igual que otros precios regulados como combustibles- no podrán utilizarse como anclas nominales, por lo que treparán en línea con la inflación (en torno de 60%)”, pronosticaron.
Las 5 razones que impedirán una baja de la inflación
Equilibra analizó cinco motivos que explicarían, si estuvieran correctamente alineadas, una desaceleración de los índices de inflación como los actuales. Como referencia, el mercado espera un piso de 3,5% mensual para lo que resta del año.
“No existe una estrategia única para bajar la inflación. Primero, porque no todas las inflaciones son iguales. No es lo mismo bajar una inflación que se mueve entre 15% y 20% anual, que otra de tres dígitos; mucho menos una hiperinflación (que usualmente se la define como suba de precios mensual superior a 50 por ciento)”, consideraron.
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“Segundo, porque las estrategias des-inflacionarias pueden variar. ¿En qué? En muchas cosas, pero una muy importante es el precio clave con el que se busca frenar al resto de los precios. Los economistas llamamos ‘ancla’ al precio elegido para desinflar. En la Argentina de hoy, el ancla que se empleará tarde o temprano para bajar la inflación será el tipo de cambio oficial”, anticiparon.
Las cinco razones que explicitó Equilibra son:
– Reservas: “para que el Banco Central pueda mantener controlado al tipo de cambio es clave que disponga de muchos dólares en sus reservas y que haya un flujo de entrada de dólares a la economía, sea por entrada de capitales financieros, o por vía de un superávit generoso en la balanza comercial”, explicó.
– Precios sin atraso: “El ancla es por su propia función el precio que se atrasa mientras la economía se desinfla”, dijo y ejemplificó con las tarifas. “Si al lanzar el plan, las tarifas están atrasadas, el proceso des-inflacionario se va entorpecer más adelante cuando éstas comiencen a ajustarse al alza. Más aún, la gente no va a creer que la desinflación será exitosa si ve que las tarifas están atrasadas porque anticiparán que en el futuro van a subir y con ellas se acelerará la inflación”, continuó.
– Déficit fiscal bajo: “Si hay un déficit fiscal abultado, hay que financiarlo. Si se financia con deuda externa, la acumulación de deuda puede generar un frenazo en el financiamiento externo que dispare el tipo de cambio y acelere la inflación”, consideró Equilibra.
– Credibilidad política: “Cuando se lanza un plan des-inflacionario, el gobierno tiene que hacer un gran esfuerzo para convencer a la gente de que ‘esta vez sí vamos a bajar la inflación’. Es esencial que el gobierno tenga poder y credibilidad. Ambos atributos suelen ser mayores al comienzo de una gestión. Por eso, los estudios encuentran que los planes exitosos suelen ocurrir con gobiernos que comienzan sus mandatos”, recomendó.
Según Equilibra, el crawling-peg se ubicaría levemente por encima del 4% mensual a partir de agosto
– Suerte: aún si se cumplieran los pasos anteriores, “el plan de desinflación puede fallar”, mencionó la consultora. “Si en el contexto internacional hay liquidez es más probable que entren dólares a la economía, facilitando la estabilización del tipo de cambio. Si los precios internacionales se mantienen estables o van en baja facilitan el proceso porque se importa una desinflación desde el exterior”, explica Equilibra.
“Si las condiciones climáticas acompañan, las exportaciones agropecuarias generan entrada abundante de divisas. Lo mismo ocurre si la economía mundial crece y demanda nuestras exportaciones. Con la misma lógica, la suerte juega en contra si hay tasas de interés internacionales altas, suba de precios internacionales, baja demanda mundial y malas condiciones climáticas como una sequía”, concluyó al respecto.
En conclusión, según consideró Equilibra, “luce poco probable que el gobierno de Alberto Fernández esté en condiciones de bajar la inflación de forma contundente”, de acuerdo a los cinco motivos mencionados. “El BCRA tiene pocas reservas y hay salida de capitales; las tarifas de energía cubren alrededor del 30% del costo de generación y el tipo de cambio no está en un nivel competitivo; el déficit fiscal primario no es tan alto pero si se considera el déficit cuasi-fiscal del BCRA vinculado a los intereses de las Leliq, el cuadro es bastante más complicado”, enumeró.
“Las disputas en el seno del gobierno le quitan credibilidad al gobierno y la percepción de que el Presidente está condicionado por la Vicepresidenta debilitan su poder de gestión. Por estos motivos, cuesta esperar que el gobierno tenga la capacidad de bajar la inflación en lo que resta de su mandato, a menos que haya un cambio sustantivo en la composición y orientación del gobierno”, continuó.
Por último, afirmó que una estabilización de precios es más probable para el próximo gobierno que para el actual. “El acuerdo con el FMI no incluye a la desinflación como un objetivo. El programa con el organismo aspira más modestamente a reducir gradualmente los desequilibrios macroeconómicos: déficit fiscal, bajo nivel de reservas, atraso tarifario y cepo. La estabilización, nos parece, será muy probablemente para el próximo ejercicio gubernamental”, concluyó Equilibra.
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