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Pedro Sánchez analiza llevar el conflicto a la Unión Europea: qué consecuencias traería para Argentina

La bronca política entre los gobiernos español y argentino tras varios insultos y críticas cruzadas es por ahora entre Buenos Aires y Madrid, pero fuentes de la diplomacia española cuentan que, si el presidente español Pedro Sánchez no obtiene algún tipo de disculpa pública de la parte del presidente Javier Milei, Madrid podría elevar la crisis a Bruselas (Unión Europea). Dentro del bloque hay tensiones, algunas negociaciones se arrastran por las divisiones ideológicas, pero habitualmente se unen filas cuando se siente la crítica o el ataque exterior.

A dos semanas de ir a unas elecciones europeas en las que se teme un aumento de los apoyos a los líderes de extrema derecha (precisamente los que se reunieron con Milei en Madrid), a socialistas, socialdemócratas, liberales y ecologistas les viene de perlas confrontar con un dirigente al que asimilan a toda esa galaxia ultraderechista. El gran tema de campaña de todos los partidos desde el centro liberal hasta la extrema izquierda es ese peligro de una marea parda que inunde las instituciones de la Unión Europea, trabe las ruedas del bloque y dé un giro nacionalista a sus políticas.

Nadie espera nada parecido a sanciones pues Argentina es un socio de larga data de la Unión Europea, pero políticamente sí podría haber repercusiones. Los gobiernos europeos, a pedido del español, podrían por ejemplo cancelar visitas previstas a Buenos Aires y hacer ver al gobierno argentino que no es bienvenido en Europa.

Si Sánchez rompe con Milei le harían un desplante al presidente español manteniendo relaciones con el argentino. Argentina podría perder apoyo político de los 27 países europeos en foros como Naciones Unidas, la OCDE, el Club de París o incluso en su idea de convertirse en país socio de la OTAN, como ya lo es Colombia en América Latina.

Una crisis de bajo nivel con Argentina sería además bienvenida por esos gobiernos, con el francés a la cabeza, pero con otros escondidos tras el protagonismo de París, como el belga, el polaco, el austríaco, el irlandés o el holandés, que siempre encuentran una excusa para no aceptar el acuerdo comercial entre el bloque europeo y el Mercosur.

Un canciller español – argentino

Madrid tiene además ahora la suerte de tener al frente de la diplomacia europea a Josep Borrell, quien fuera canciller español y que es el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea, el ‘canciller’ europeo.

Borrell, que está a meses de acabar su mandato, escribió anoche en X: “La libertad política, la prosperidad, la cohesión social basada en la redistribución fiscal y el respeto al debate público son pilares de la Unión Europea. Los ataques contra los familiares de los líderes políticos no tienen sitio en nuestra cultura: los condenamos y los rechazamos, especialmente cuando vienen de socios”.

Ese corto mensaje no da puntada sin hilo. Borrell lo escribió en inglés y no hizo versión en español, intentando que fuera lo más europeo posible. Y tampoco habló de “amigos”, sino de “socios”.

Borrell tiene además una arista especial en esta crisis. El ‘canciller’ es binacional español y argentino. Un jueves de julio de 2019 firmó los papeles que de daban la nacionalidad argentina. En un acto celebrado días antes en Casa América en Madrid, meses antes de convertirse en canciller europeo, el catalán y mendocino contó que su padre, nacido en Mendoza, “era hijo de emigrantes catalanes cuya huella he encontrado y me ha parecido una oportunidad interesante (obtener la nacionalidad argentina), aunque no aporte nada desde el punto de vista práctico”.

Dijo entonces que los trámites los hizo como “un pequeño homenaje” a su padre “y a tantos otros que proclamaban orgullosos su ascendencia española”.

El abuelo de Borrell emigró a Argentina a principios del siglo XX y se dedicó a la venta de confituras. En Mendoza tuvo un hijo y la familia volvió a España poco antes del estallido de la Guerra Civil, en 1936. El 24 de abril de 1947 aquel mendocino tuvo un hijo, Josep Borrell Fontelles, uno de los grandes líderes del socialismo catalán de las últimas décadas. Es el catalán, y argentino, que más alto ha llegado en la política europea.

Además de canciller del bloque, en 2002 fue uno de los miembros de la Convención Europea que redactaría la fallida Constitución Europea que acabaría reciclándose en el actual Tratado de Lisboa. Entre 2004 y 2007 fue presidente del Parlamento Europeo y entre 2010 y 2012 fue presidente del Instituto Universitario Europeo, un centro dependiente de la UE en el que se forma parte de la élite de las instituciones europeas.

fuente: Clarín

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