Lo que los chaqueños deben conocer
por Víctor Zimmermann*
La respuesta a las preguntas “¿de dónde venimos?” y “¿hacia dónde vamos?”, son dos de los interrogantes que desde el principio la humanidad intentó develar. Ya sea para explicar la existencia misma del ser humano como para entender el destino de cualquier sociedad organizada. Y en esta línea, el Chaco y la Argentina no escapan a este dilema fundamental.
En nuestro sistema democrático, la llegada de una nueva administración despierta enormes expectativas; y esas expectativas confrontan en poco tiempo con los resultados que cada gestión logra obtener. Sin embargo, para comprender esos resultados es necesario saber dónde estamos parados, algo que todo ciudadano debería conocer.
En las últimas semanas se habló mucho de las transferencias discrecionales -o no automáticas-, que es plata que la Nación envía a las provincias y que la actual administración suspendió. Técnicamente son fondos del Tesoro que reparte el Estado Nacional sin un esquema determinado, quedando sometidas a la voluntad política y discrecional del funcionario de turno.
Estos recursos suelen destinarse para el desarrollo de programas educativos, de salud, obra pública y ayuda a los Municipios; recursos de ANSeS para financiar el déficit de cajas previsionales provinciales no transferidas a la Nación; fondos para el desarrollo de parques industriales o fomentos a la producción; recursos para el Fondo Nacional de Incentivo Docente; Aportes del Tesoro Nacional (ATN) financiado con parte de la recaudación tributaria; Asistencia a Provincias vía desembolsos no reintegrables y otros fines, dependiendo de lo estipulado en el Presupuesto Nacional.
Al cierre del primer semestre de 2023, las transferencias discrecionales equivalieron a un 5,5% de los ingresos totales del Presupuesto Nacional. Durante este período se observa mucha disparidad en la dimensión del impacto de las transferencias como porcentaje de los ingresos totales por jurisdicción, siendo el Chaco una de las más beneficiadas; es decir, de las que más plata recibió.
Todos esos recursos que nuestra provincia recibió durante la gestión anterior, no contribuyeron para que podamos tener menos pobreza, menos marginalidad, mejor empleo, mayor prestación de los servicios públicos; por el contrario, agravaron la situación, en beneficio de unos pocos y significaron la degradación para muchos chaqueños. Como si esto fuera poco, no se pagaron los compromisos contraídos, se endeudó de manera escandalosa al Estado y se hipotecaron los recursos de las próximas administraciones.
A lo que debemos sumarle, el ministro-candidato Sergio Massa instrumentó por decreto su “plan platita”, que quitó más recursos a las provincias, al modificar el régimen del Impuesto a las Ganancias que es coparticipable, sin un esquema de compensación alternativa. Al mismo tiempo, se aprobó en el Congreso una modificación al régimen de Ganancias que comprometió aún más las arcas provinciales para este año, con el voto de muchos de los que actualmente reclaman su reinstauración.
Con este escenario por delante, la administración de Leandro Zdero asumió el 10 de diciembre y comenzó un doloroso sinceramiento de las cuentas públicas, identificando el nivel del endeudamiento y revirtiendo el desorden administrativo que caracterizó los 4 períodos kirchneristas en el Chaco.
El Gobierno Nacional inició un agresivo proceso de ajustes que solo se enfocan en los fríos números, sin contemplar las consecuencias sobre las familias argentinas; eliminando subsidios a los servicios públicos, al transporte, a la educación; impulsando al pueblo argentino a un “sálvese quien pueda”. Medidas que impactan de manera dispar en cada provincia, sin un mecanismo de evaluación conjunta de las consecuencias sociales de dichas medidas.
Esta es la situación en que nos encontramos y que cada chaqueño debe conocer: menos recursos, aumento de los gastos de funcionamiento, más endeudamiento y menos ayuda a los Municipios; con la necesidad de sanear las cuentas públicas, aportando mayor transparencia y fijando prioridades. Una tarea que pareciera imposible, al menos sin una mesa de acuerdos con el Gobierno Nacional.
A lo largo de la historia, las sociedades se han desarrollado a partir de acuerdos, de compartir ideales comunes, de fijar prioridades y de elaborar una hoja de ruta. Pero para eso debemos reconocer dónde nos encontramos, desde donde comenzamos.
Lamentablemente, vivimos épocas muy complejas, donde las sociedades parecen abrir permanentemente viejas heridas, mientras enfrentan un mundo que cambia más rápido que cualquier otro momento de la humanidad.
La agresividad que emana desde lo más alto del poder, derrama hacia la base de la pirámide una violencia como pocas veces hemos visto desde la recuperación de la democracia. Como si ese poder se nutriera de la angustia y no de la esperanza del pueblo; mientras mucha dirigencia política compite por ver quien lanza los agravios más ingeniosos.
Quienes abrazamos los principios e ideales de la fuerza política en la que militamos desde muy jóvenes, que no formamos parte de ninguna casta, no podemos menos que advertir que no hay otro camino que no sea el diálogo, insistiendo con que nos sentemos alrededor de una mesa, con el compromiso de aportar ideas y muchas veces, ceder en nuestras pretensiones por el bien común. No hay otro camino.
*Senador Nacional UCR-Chaco