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Fondos Nacionales: Kicillof recibe ocho veces más que Rodríguez Larreta

Ocurre en pleno debate por la coparticipación. Pura campaña electoral además, el Gobierno también discrimina a Córdoba, Santa Fe y a unas cuantas provincias más. Los fondos salen de una enorme caja que la Casa Rosada maneja discrecionalmente

Se puede empezar por donde cada cual prefiera, pero el resultado final será siempre el mismo: la provincia de Buenos Aires es, de lejos, gran triunfadora en el reparto de los recursos del gobierno central. Aunque más preciso sería aclarar: gran triunfadora con el kirchnerismo en la Casa Rosada y Axel Kicillof en la gobernación bonaerense.

Estamos hablando de muchos millones de pesos en un caso contra digamos millones o milloncitos en los otros, y malamente distribuidos entre 23 jurisdicciones del país.

También hablamos, obviamente, de la caja del poder que hizo famosa Néstor Kirchner y del uso político a todos los efectos de los fondos del Estado.

El ejemplo más rotundo de ese modelo lleva un nombre que ya adelanta de qué va: son las transferencias discrecionales del Tesoro Nacional, o sea, plata que el gobierno distribuye por fuera del Presupuesto según convenga a sus intereses políticos o cuadre con otras especies menos visibles y más controvertidas.

Se trata, al fin, de excedentes fiscales aplicados a un sistema de premios y castigos conocido de sobra entre gobernadores, legisladores provinciales e intendentes y cruzado, a menudo, por pactos y canjes de favores intrincados.

En números de la consultora especializada Aerarium, los últimos datos oficiales disponibles marcan que entre enero y noviembre de este año circularon por esa vía nada menos que $ 589.600 millones, o sea, alrededor de US$ 4.300 millones al dólar oficial de agosto de 2022.

Y si la administración arbitraria de semejante monto ya dice mucho en todos los sentidos, no se queda atrás el dato que confirma la jugada. Revela que el 42,5% del total aterrizó en Buenos Aires, esto es, $ 250.522 millones en once meses que llegarían a unos $ 308.000 en el año. La conversión a dólares queda a gusto del consumidor.

La montaña bonaerense crece hasta orillar o desbordar impresionantes $ 500.000 millones si se le suman las transferencias discrecionales de 2021. Y para que queden más claros los alcances de la movida, siguen las cifras.

Según informes de Aerarium, entre enero de 2021 y noviembre de 2022 Kicillof embolsó $ 441.800 millones limpios de polvo y paja. A la Ciudad Autónoma le tocaron $ 60.800 millones; a Córdoba, 60.000 millones y 58.000 millones a Santa Fe.

Puestas de otra manera, las magnitudes dicen que en este punto la tajada de Buenos Aires es casi 8 veces mayor a las de la CABA, Córdoba o Santa Fe. Y más que duplica a la suma de las tres.

Resulta difícil encontrar explicaciones para semejantes diferencias, esto es, explicaciones distintas al ostensible uso político y discrecional de los recursos del Estado Nacional y al hecho de explotar la ventaja de habitar en la Rosada.

Un detalle y una controversia abierta de este tiempo: dentro de la partida bonaerense 2021-22 figuran alrededor de $ 156.000 millones de la coparticipación que se les ha sustraído a la Ciudad Autónoma, incluidos los fondos que ahora continúan reteniéndole a contramano del fallo de la Corte Suprema.

Claramente visible en las cifras, el resto de las provincias no fueron invitadas a participar en el producido de la decisión que promovió el gobierno de Alberto Fernández y validó el Congreso. Ni rastros de coparticipación hay allí.

Sin excepciones, Buenos Aires encabeza todos los rubros en una planilla donde aparece desagregadas algunas cifras de cuánto le toca a cada provincia en el reparto.

En el de la llamada asistencia financiera del Tesoro Nacional se lleva el 84%; un 30% en el Fondo de Incentivo Docente y el 61% del paquete asignado a asistencia alimentaria.

Surge evidente a esta altura que datos asociados al modo centralizado en que el kirchnerismo entiende el federalismo no van a faltar en esta historia sino, más bien, van a sobrar. También, que si se trata del destino de los fondos nada de lo que flota en el ambiente pinta para sorpresas.

Dicho esto, en otro cuadro de grandes ganadores tenemos a los poderosos intendentes del conurbano bonaerense. Con un detalle político clave: el dinero va derecho a las comunas, sin pasar por los despachos de La Plata que controla Kicillof.

Traducido: muchas cuestiones, como esas en las que entran el reparto de concejales y puestos políticos, son negociadas directamente con la Casa Rosada.

Luego, sobre un total de $ 79.900 millones distribuidos entre enero y noviembre de 2022, los jefes comunales oficialistas del GBA se alzaron con el 61%. A Córdoba fue un 7%, el 6% a Entre Ríos y 4% a Santa Fe.

Las proporciones y las desigualdades se potencian cuando se agrega otro dato al cuadro: los $ 79.900 millones de 2022 superan en 215% a la partida del 2021. Y como casi toda la plata se destina a obras, tampoco es parejo sino nuevamente desigual el rédito político que obtienen oficialistas versus opositores.

Según la consultora especializada en el análisis de las cuentas públicas, en 2022 un tercio de los recursos fogoneó inversiones en infraestructura del plan Argentina Hace, de ejecución rápida a cargo de trabajadores locales, y alrededor del 20% se repartió entre trabajos viales y obras sociales básicas. Todo, funcional a la campaña que se despliega en carteles y afiches bien visibles.

Harina de un costal parecido, aunque últimamente embarrada por maniobras financieras sospechosas, los planes del programa Potenciar Trabajo también ocupan un lugar clave en la estrategia electoral del kirchnerismo.

Los números oficiales cuentan que de enero a diciembre de 2022 ahí se llevaban gastados $ 432.000 millones, de los cuales $ 209.400 millones, nada menos que el 48%, se concentraron en la provincia de Buenos Aires. Ninguna sorpresa, nuevamente: a la Ciudad Autónoma le tocaron $ 38.000 millones y muy módicos 14.600 y 14.400 millones a Santa Fe y Córdoba.

Se mire por donde se mire, de arriba o de abajo, del derecho o del revés, por todas partes salta la apuesta del cristinismo a Buenos Aires, como quien juega ahí su porvenir político. Más que ejemplo del Estado presente, la movida muestra el caso de un Estado gobernado por el desconcierto y la improvisación, dispuesto a usar los instrumentos que sean para sostener la estantería.

Y a propósito del muy desparejo derrame de los fondos públicos, un dato tomado del acuerdo firmado con el Fondo Monetario en marzo de 2022 ha comenzado a meter ruido justo ahí donde el ruido abunda. Remacha el compromiso del Gobierno de “tomar acciones para limitar las transferencias discrecionales a provincias y empresas estatales”.

Viene cantado que en medio de la batalla electoral el kirchnerismo peleará para conservar semejante herramienta; entre otras cosas, porque no le sobran cartas de las verdaderamente decisivas.

La plata sola no gana elecciones y el relato pelado, tampoco. Pregunta: ¿percibirá la población que “estamos en un momento de mucho crecimiento económico y que inflación está bajando más rápido de lo que se esperaba”? Esto es, ¿comprará el discurso oficial?

fuente: Clarin

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