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Cristina archivó la idea de una «mesa política» con Alberto y arma su propio esquema para 2023

La Vice ya no espera que el Presidente se siente a conversar con las otras patas del Frente. El nuevo esquema se construye en el Senado. Los participantes y las reuniones de CFK.

Cristina Elisabet Kirchner recibe a sus visitantes en una oficina grande, contigua al despacho tradicional del vicepresidente, la que se conoce por las fotos que muestra de las reuniones que quiere contar: por allí han pasado desde Evo Morales hasta el embajador de los Estados Unidos, Mark Stanley.

También han pasado los máximos dirigentes de la CGT o Emilio Pérsico, el reconciliado jefe del Movimiento Evita, fuerza a la que Cristina señalaba como responsable de los piedrazos contra ese despacho donde se volvió a sentar el recio dirigente social y funcionario nacional.

«Todos tienen ganas de lo mismo», señala un dirigente que habla todos los días con la Vice, al referirse al tema principal de la charla política. Todos quieren un ámbito de resolución de los problemas de la coalición gobernante donde las dos principales cabezas no se hablan.

Como contó Clarín, Alberto Ángel Fernández y Cristina Kirchner hablaron por última vez cuando el Presidente sufrió un desmayo por su gastritis con sangrado. La Vice lo llamó a Bali, le recomendó irónicamente que tome «Vitamina K» pero luego, todo volvió a la nueva normalidad: cero charla, muchas críticas por detrás y un único puente es ese culebrón: el ministro de Economía Sergio Tomás Massa.

En esa charla, para Cristina se terminó la opción de una «mesa política» donde todas las patas del peronismo se sienten a poner la casa en orden. Como Alberto cree que esa instancia solo sería para condicionarlo, CFK determinó que la «mesa» comience a funcionar en su despacho. Con sus reuniones y con las que arme su hijo Máximo, quien comenzó con el deshielo con Pérsico.

Cristina, Massa y los albertistas seducidos

«Cristina recibe a gobernadores y a intendentes en el Senado. Sergio se toma un avión y va al interior o a la Provincia, como el viernes pasado, y teje con los territoriales. La ‘mesa política’ ya sucede y no es con Alberto», detalla un cristinista que presencia el desfile de dirigentes por la Cámara Alta donde el ministro de Economía va más seguido de lo que trasciende.

«Muchachos, terminemos con esto de pedirle a Alberto, hay que sumar ya a compañeros que no están», ha dicho allí Cristina. La han escuchado Wado de Pedro, Andrés «Cuervo» Larroque y Martín Insaurralde, el jefe de Gabinete provincial, que fue quien motorizó los tuits que poderosos intendentes del conurbano postearon hace dos días, en apoyo a la gestión de Sergio Massa.

Es que Cristina cree en dos cosas: en sumar a los que se alejaron de su esquema y en que le vaya bien al ministro de Economía. «La única clave es que Sergio la emboque», la escucharon decir. Por eso, seguirá el ninguneo a Alberto (como en sus discursos de noviembre en el plenario de la UOM y en el Estadio Único de La Plata), más allá de que el Presidente se haya solidarizado con ella tras el último alegato de la doctora Kirchner en el juicio por Vialidad, y que repetirá el próximo martes, si CFK es condenada en esa causa por corrupción.

En el útlimo viaje presidencial, Massa le planteó a Alberto -una vez más- la creación de la «mesa política» del Frente de Todos. Alberto dilató el tema («si la armás vos, yo voy») pero el Presidente ya le dijo a los suyos que «eso solo es para condicionarme. ¿Para qué sentarme allí?». Santiago Cafiero, el canciller que nunca dejó de funcionar como el verdadero jefe de Gabinete de Alberto, es quien analiza el escenario interno del Presidente. Además, en la Casa Rosada, altos funcionarios se preguntan: «Si se llamara a esa ‘mesa’ ¿no debería ir el jefe de Gabinete de la Nación? Y Juan Manzur, ¿está acá o enfocado en su campaña a vicegobernador de Tucumán?». La respuesta flota en el aire sin que nadie se atreva a responder lo que realmente piensa.

«Así termina el año: con PASO y sin mesa política», dice un intendente del conurbano que asiste a los gestos de Cristina de acercamiento. Luego del movimiento con Pérsico, varios esperan que la Vice aceite el contacto con Gabriel Katopodis y Juan ZabaletaEl ministro de Obras Públicas estuvo en la cena, que también adelantó Clarín, en La Plata donde Cristina se reencontró con dirigentes de la provincia de Buenos Aires. Con «Juanchi», La Cámpora aún no resolvió sus cuitas en Hurlingham ante el retorno de Zabaleta a la intendencia: Máximo Kirchner negoció, en persona, que la agrupación K se quede con una de las tres secretarías más importantes de la municipalidad pero este jueves, el curtido intendente no facilitó el regreso del camporista Damián Selci a la presidencia de la Legislatura local. Dientes afilados para la interna….

Mientras algunos optimistas no descartan una posible foto entre Alberto y Cristina antes de fin de año, la «mesa política» se transformó en un parlamento peronista ambulante, de la mano de la Vicepresidenta. Ella, con sus apariciones en Luján y La Plata, se quedó con la centralidad política del peronismo. Y Alberto resiste, con las herramientas que le otorga la poltrona presidencial.

fuente: Clarin

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