La CGT construyó una postal amenazante con los piqueteros para negociar con Milei
El acto cegetista de la UTEP pareció una forma de advertirle al libertario que deberá negociar con la central obrera para gobernar en paz. Hay diferencias sindicales por esa posible alianza y la imagen con “enemigos” como las dos CTA.
¿La CGT planea realmente aliarse a las organizaciones sociales para embestir contra el gobierno de Javier Milei? La postal amenazante que dejó la asunción de las nuevas autoridades de la Unión Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) en la sede cegetista se pareció más a una advertencia por parte de la cúpula de la central obrera que a la decisión de unirse a los piqueteros.
Hasta ahora, los sindicalistas que controlan la CGT habían dado señales de moderación ante la asunción del libertario, al menos hasta que se conozcan sus primeras medidas. Después de todo, en ese sector militan abanderados del diálogo a ultranza con todos los gobiernos como “los Gordos” (Héctor Daer, de Sanidad, y Armando Cavalieri, de Comercio) y los independientes (Andrés Rodríguez, de UPCN; Gerardo Martínez, de la UOCRA, y José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias).
Pero lo que comenzó a inquietar a la dirigencia cegetista, como anticipó Infobae, es la ausencia de interlocutores confiables en La Libertad Avanza y la incertidumbre sobre los planes de gobierno. Pese a que existen puentes extraoficiales, ningún nexo con el mundo libertario les garantiza a los gremialistas que Milei no termine avanzando desde el 10 de diciembre con proyectos laborales que los afecten o con cambios en el área de salud que amenace el sistema de obras sociales.
Omar Yasín, el futuro secretario de Trabajo, todavía no comenzó su ronda de contactos con los dirigentes sindicales, siguiendo las estrictas instrucciones de Sandra Pettovello, la designada ministra de Capital Humano, quien está obsesionada con evitar filtraciones de los planes de su cartera, como ya sucedió cuando echó a Eduardo Filgueira Lima, el referente de Salud de La Libertad Avanza que ya se manejaba como el secretario del área, luego de que se conoció el nuevo organigrama de Salud en una nota de Infobae. En ese esquema se contemplaba, por ejemplo, la eliminación de la Superintendencia de Servicios de Salud, el organismo autárquico que administra los fondos de las obras sociales, que, según se proyectaba, iba a quedar reducido a una mera dirección nacional.
Por eso se sospecha que cuando Daer y Rodríguez recibieron al sindicato que representa al sector informal en la sede de Azopardo 802 querían darle un aviso a Milei de lo que podría pasar si gobierna a espaldas de la CGT. Y, además, buscaban graficar que esa fracción sindical tendría la llave para contener a los piqueteros en caso de que el conflicto se desmadre en la administración libertaria.
Un aliado de “los Gordos” y los independientes que hizo un guiño a las posturas moderadas es Sergio Romero, secretario de Políticas Educativas de la CGT, quien sostuvo ante Infobae que “los dirigentes prudentes e inteligentes manejan los tiempos” y consideró que “las reacciones espasmódicas no le convienen a nadie”. Para el líder de la Unión Docentes Argentinos (UDA), de todas formas, los anuncios de Milei en materia educativa pueden abrir las puertas al conflicto porque implicarían la reducción del presupuesto para el sector y la eventual eliminación de la paritaria nacional docente.
Aun así, la atomización sindical es tanta que la estrategia de la cúpula de la CGT no es compartida por todos los dirigentes. Pablo Moyano (Camioneros) volvió a desmarcarse del ala moderada y advirtió al diario Página 12 que “habrá que conocer las leyes que pretenden aprobar” en el próximo gobierno. “Si son contra los trabajadores, nos movilizaremos porque una cosa es la modernización laboral y otra, como pretenden, una esclavitud moderna”, concluyó el hijo mayor de Hugo Moyano.
La amenaza del dirigente camionero no sólo fue dirigida a Milei sino también a quienes convaliden sus medidas. Lo explicitó en el acto de la UTEP, donde reveló que la CGT busca “conversar con los gobernadores para ver qué van a hacer el día que se traten las leyes en contra de los trabajadores”. “No van a venir con el verso de que están apretados por la obra pública o por la coparticipación esos gobernadores que llegan a sus gobernaciones cantando la Marcha Peronista, poniendo cuadros de Perón y Evita, vamos a ver qué van a hacer cuando los empresarios empiecen a apretar al gobierno nacional -dijo-. Vamos a ver si están con los trabajadores o están con los empresarios”,
Así como Pablo Moyano, aliado del kirchnerismo, se plantó con estas advertencias ante Milei, lo mismo hizo otro dirigente alineado con Cristina Kirchner como Sergio Palazzo (Bancarios) con dos mensajes que le extendió al próximo gobierno: dijo que veía “con preocupación” la Ley Ómnibus que impulsarán los libertarios “porque no se está anunciando nada que beneficie a la gente” y, a la vez, alertó que habrá “una reacción sindical si deciden reimponer el Impuesto a las Ganancias”.
Sin embargo, el otro frente interno que se reabrió en la CGT por culpa del acto de la UTEP está relacionado con la eventual alianza con “enemigos” históricos de la central obrera como los representantes de las dos CTA, centrales obreras que nacieron en rechazo de la dirigencia cegetista y crecieron compitiendo con sus miembros mediante la creación de sindicatos paralelos.
Gran parte del Consejo Directivo de la CGT también mira de reojo a sus directivos que en los últimos tiempos estrecharon lazos con las organizaciones sociales, que también les disputan a los gremios el control de la calle y durante el actual gobierno ganaron puestos oficiales y acceso a una “caja” multimillonaria. Por eso una alianza sindical-piquetera parece casi imposible de formalizar, a menos que Milei quiera poner contra las cuerdas a esos dos sectores. Y, si bien se prevén medidas económicas y sociales que los incomodarán, los estrategas libertarios dan a entender que no apuntarán inicialmente a un enfrentamiento integral, sobre todo con los dirigentes gremiales, a quienes necesitarán para gestionar sin sobresaltos y no poner en riesgo la gobernabilidad.
La mejor ofrenda al sindicalismo que Milei analiza en estas horas es no incluir ningún proyecto laboral en la Ley Ómnibus que quieren aprobar al comienzo del gobierno libertario. Luego, incluso, en la Libertad Avanza anticipan que no habrá ninguna reforma laboral a fondo, sino una apuesta a dos iniciativas que se impulsarán de manera independiente: una es la modificación del sistema de multas laborales por trabajo mal registrado o no registrado y otra, el sistema indemnizatorio para los nuevos trabajadores, basado en el Fondo de Cese Laboral que tiene la UOCRA.
Quizá también para asegurarse esa “mini” reforma laboral es que la cúpula de la CGT escenificó este lunes una imagen cargada de connotaciones de amenazas junto con organizaciones sociales famosas por sus protestas callejeras. Después de todo, esos dirigentes gremiales son cultores del lema que hizo famoso el metalúrgico Augusto Timoteo Vandor en los años 60: “Golpear para negociar”. La foto con los piqueteros se asemejó a un primer golpe sindical para advertirle a Milei que tendrá que pactar.
fuente: InfoBAE