Javier Milei echa al ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro
El Gabinete de Javier Milei sufrirá su primera baja. En una jornada que comenzó con la novedad de la salida de Enrique Rodríguez Chiantore de la Superintendencia de Servicios de Salud, el Presidente tiene decidido echar a un ministro tras la filtración de una reunión de Gabinete en la que el mandatario se despachó contra los gobernadores y prometió “dejarlos sin un peso”.
Fuentes inobjetables de la Casa Rosada indicaron a Clarín que el apuntado es el ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, quien mantenía diferencias con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse.
Hasta la mañana de este viernes, la decisión no había sido formalizada en el Boletín Oficial. Y el vocero Manuel Adorni decidió postergar su habitual conferencia de prensa de las 11 AM, lo que da cuenta de la tensión interna que se vive en la Rosada.
En Balcarce 50, donde este jueves la mesa chica de Milei mantuvo una reunión para definir la salida del integrante del Gabinete, adelantaron que el anuncio se realizará en las próximas horas. “Entre hoy y mañana (por el viernes)”, precisaron desde el entorno presidencial.
Pese a que en el Gobierno plantearon como excusa la filtración de la declaración de Milei sobre los gobernadores, lo concreto es que Ferraro era cuestionado severamente por Posse, el funcionario de mayor confianza de Milei por fuera de su hermana Karina. Al parecer, el jefe de Gabinete le reprochaba no avanzar con los nombramientos que le encomendaba para su área.
Con la salida de Ferraro -la primera baja del gabinete de ministros de Milei, el Gobierno evalúa cambios en el organigrama para Infraestructura. De ser un superministerio, por absorber carteras de peso como Transporte, podría ser degradado a secretaría y colgar del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.
La teoría de que Milei decidió echar a Ferraro por la filtración perdió fuerza en la noche del jueves. Es que las primeras versiones daban cuenta de que el jefe de Estado se había enojado con un integrante del Gabinete porque los dichos que habían trascendido le generaron un problema político con la oposición.
Pero con el paso de las horas, cuando se expuso el nombre de Ferraro, ganó terreno la idea de que utilizó el conflicto para tomar una decisión que ya tenía en su cabeza y que analizó con frialdad: de extremo perfil bajo, en el mes y medio que permaneció en su cargo, Ferraro fue un fervoroso obediente de los lineamientos en materia de comunicación que trazó la Casa Rosada.
Asimismo, resulta difícil de creer que el enojo con Ferraro o cualquier ministro obedece a una filtración: los trascendidos de lo que se habla en las reuniones de Gabinete son una constante desde que asumió Milei, quien suele jactarse de repetir en público lo que dice en privado.
Para Milei tampoco fue un dolor de cabeza la reacción opositora a sus dichos: de hecho, la orden al área de comunicación fue dejar en claro el malestar del Gobierno con la actitud de las provincias en las negociaciones por la “ley ómnibus”.
El encono con Ferraro no es nuevo y comenzó incluso desde la campaña, cuando el ministro estuvo a cargo de la fiscalización, y se intensificó durante la gestión: en el Gobierno dieron cuenta varias veces de los reproches que manifestaba Posse ante una supuesta inacción del funcionario.
Un síntoma de la mala relación: a pesar de que Posse fue el indicado para comunicarle la novedad, pasadas las 22, a pesar de la confirmación que surgía desde Casa Rosada, Ferraro todavía no había sido notificado. Nadie descartaba que su cese en funciones fuera incluido directo en el Boletín Oficial sin previo aviso, tal como ocurrió en el caso de Rodríguez Chiantore.
“Javier estaba muy enojado: cuando alguien comete un error de esta magnitud, no hay margen para hacer otra cosa”, explicó, sin mayores detalles, a este diario un estrecho colaborador presidencial.
fuente: Clarin