875 familias comenzaron un lento éxodo en busca de zonas altas
Mientras los municipios portuarios organizan lugares para alojar a damnificados, hay una resistencia a abandonar sus bienes y animales por temor a perderlos.
El temor a perder lo poco que poseen los obliga a permanecer en sus hogares, o muy cerca de ellos. Agustín Velazco es un joven de 26 años que hace poco más de seis meses se trasladó a la zona costeña de Barranqueras.
Hoy se encuentra levantando un rancho provisorio sobre la defensa, mientras en su hogar lo esperan su hija de dos años y su esposa, embarazada. Pidió a la municipalidad que si en algo lo quieren ayudar que sea «con palos y alambres para reforzar mejor el rancho». O con bolsas de mercadería «en lo posible con alimento y pañales».
IMPACTO INESPERADO
Entre las consecuencias de la creciente están el corte de las vías terrestres a la Isla de Cerrito y Antequera, así como la afectación de Puerto Vilelas en la zona de Tres Bocas, el club Náutico en Barranqueras y toda la zona que está en los bajos de Tacuarí, parajes de la Isla Soto.
«Estos lugares van a recibir el aporte de esta crecida del Iguazú, que es una crecida muy rápida, en una semana tenemos el pico, pero también luego comienza a descender rápido», detalló el ingeniero en Recursos Hídricos Hugo Rohrmann.
EL FOCO ESTÁ EN CONCIENCIAR A LAS NUEVAS FAMILIAS
En la zona costeña de Barranqueras viven aproximadamente 250 familias, según detalló la intendenta Magda Ayala en diálogo con una emisora de Resistencia. En Vilelas, las zonas de Tres y Cinco Bocas albergan alrededor de 500 familias y en los Parajes Soto y Tacuarí 100 y 25 familias, respectivamente, según detalló el intendente Víctor Pio en diálogo con NORTE.
Sin embargo, el foco de ambas intendencias estará en las 35 «nuevas» familias de la ribera. «Las que más nos preocupan, porque son inexpertos en el tema de las inundaciones», señaló Belén Azcona, encargada de prensa de Barranqueras.
fuente: Diario Norte